viernes, 10 de septiembre de 2010

 EL SUICIDIO EN LA BIBLIA



Hay siete citas en la Biblia que nos hablan del suicidio:
1. Sansón.
Ciego, derrotado y encadenado por los filisteos debido a su propio pecado en contra de su voto nazareo a Dios, se mato a él y a sus enemigos derrumbando el templo sobre ellos (Jueces 16:30).
2. Saúl.
Derrotado por sus enemigos, y tomando posturas de loco, luchando por mantener su posición aunque Dios lo había rechazado para darle el lugar a David, se dejó caer sobre su propia espada (1 Samuel 31:5).
3. El escudero de Saúl.
Por lealtad a su señor, también él cayó sobre su propia espada (1 Samuel 31:5).
4. Judas.
Habiendo traicionado a Jesucristo, se fue y se colgó, entonces su cuerpo cayó y se despedazó sobre las rocas (Hechos 1:8).
5. Abimelec.
Un juez de Israel fue mortalmente herido cuando una mujer de Tebes arrojó sobre su cabeza un pedazo de rueda de molino y para quitar la afrenta de ser muerto por una mujer, Abimelec pidió a su escudero que le traspasara con su espada (Jueces 9:54).
6. Zimri.
Un rey malvado, que mató a todos sus parientes y amigos a él mismo (1Reyes 16:18).
7. Ahitofel.
Consejero del rey, al ver que Absalón no había seguido su consejo, se colgó (2 Samuel 17:23).




Es interesante observar que la Biblia no hace comentarios buenos o malos sobre estas acciones, y que tampoco hace mención de que es lo que sucedió posteriormente con sus almas.
Por la razón de que la iglesia Católica enseña la doctrina de que uno es salvo por sus obras (específicamente por medio de los sacramentos), cosa que no es Bíblica, según está, las personas que se suicidan no pueden ser salvas y pasarán su próxima vida en el infierno, se les negaba el derecho a tener un funeral y entierro y el cuerpo pasaba a manos de la iglesia. Esto prevalecía en la iglesia Católica de la edad media, aún los familiares del suicida eran echados fuera del pueblo y mantenidos en el exilio.
La iglesia Protestante en el tiempo de la Reforma continuó con muchas de éstas prácticas y actitudes, tratando a los sobrevivientes como criminales, e insistiendo en que las personas muertas estaban en el infierno.
De cualquier manera la Biblia no determina en que lugar se encuentran las personas que mueren por esa razón. La conversión, cielo o infierno es determinado por el hecho de que la persona haya recibido y confiado en Jesucristo como Señor y Salvados.
Eso trae a colación que un nacido de nuevo no podría suicidarse. Pero es como argumentar que un verdadero nacido de nuevo no puede caer en pecado. Un verdadero creyente puede caer en adulterio o robar, mentir, transar o codiciar o ser abusivo o tener malos deseos en su corazón. Ningún creyente debería hacerlo pero tristemente verdaderos creyentes lo hacen de tiempo en tiempo.
Pero uno puede pensar, la persona que comete adulterio tiene tiempo de arrepentirse, la persona que se mata a ella misma no tiene tiempo de arrepentirse, en consecuencia muere en pecado. Este es el argumento de la Iglesia Católica: La persona que se suicida no tiene tiempo de recibir los últimos sacramentos. Mas nuestra salvación no depende de nuestra habilidad para arrepentirse, de otra manera cualquier creyente que muriera sin haber confesado sus pecados en el corazón y que no estuviera alerta de estos, perdería su salvación a iría al infierno. No, la salvación no depende de nuestro arrepentimiento, depende de los méritos de Jesucristo al morir en la cruz por nosotros.
Hay cientos de versículos que indican que Dios es un Dios misericordioso y que es capaz de perdonar cualquier pecado e iniquidad; pero, para los fines de salvación en las Escrituras no existen versículos que amparan que la salvación depende de nuestras obras de justicia o que alguien que se suicida no puede ir al cielo.
Como podemos ver, un cristiano nacido de nuevo podría cometer suicidio, y si así lo hiciera, iría al cielo. El hecho es de gran consuelo para los familiares y amigos. Cuando se les está dando consejo a una persona altamente suicida, desde luego que no se le aconseja que siga adelante porque de cualquier manera irá al cielo, pero honestamente le puedo decir a los familiares de una persona que se suicido, que si ésta conoció a Cristo, entonces irá al cielo.
Esto no minimiza el hecho de que el suicidio es un pecado terrible, un acto de egoísmo, una tragedia cruel para la familia y totalmente en contra de la voluntad de Dios. Pero como cualquier otro pecado, no importa que tan escondido, es perdonable y capaz de ser cubierto por la sangre de Jesucristo.

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